El Beato Justo Takayama Ukon fue un samurái japonés que tuvo un papel muy importante en la propagación de la espiritualidad de San Ignacio de Loyola. De pequeño fue convertido al cristianismo y fue bautizado con el nombre latino de Justo, todos estos cambios no le fueron muy positivos socialmente ya que sufrió las consecuencias de Tokugawa que desconfiaba del progreso que estaba adoptando la fe cristiana en Japón.

En 1614, Tokugawa decidió expulsar del país a todos los misioneros y prohibió a los japoneses practicar el cristianismo pero Takayama abandonó todas sus posesiones y pertenencias físicas pero no abandonó la fe y salió del país en dirección a Filipinas que en aquella época era de la Corona Española. Unos años después viajó a Manila donde murió. Su tarea lo convirtió en causa mártir y hubo varios intentos de beatificarlo hasta el año 2017 que la Conferencia Episcopal Japonesa lo consiguió.

En motivo de esta beatificación en 2017, Santi y María Ángeles, misioneros de la actualidad en Japón, y con la inquietud de querer poner el Beato en su pesebre, se pusieron en contacto conmigo para poder reproducirlo y poder completar su pesebre en Japón.

Actualmente la pintura original del Beato está en la Catedral de Osaka en Japón, pero a medida que me adentré en este nuevo encargo llegué a la Cueva de San Ignacio de Manresa (Cataluña) donde hay un mosaico donde sale la figura del Beato. En el siguiente "link" podréis leer el artículo de la Vanguardia donde se explica la historia de Takayama.

http://www.lavanguardia.com/cultura/20180710/45786281245/que-hace-un-samurai-en-el-mosaico-de-una-capilla-cristiana.html

El pasado miércoles 28 de noviembre del año 2018 se presentó la figura al Cardenal de Osaka que según palabras textuales dijo que "Es la figura más bonita que he visto hasta ahora sobre el beato" y permitió exponer dos en la Catedral de Osaka y a disposición de quien las quiera comprar.

El obispo auxiliar Josep Maria Abella, un claretiano de Lleida, estuvo presente en función de traductor, en la entrega de la figura que se le hizo al Papa (Francisco), en el Vaticano, donde comentó que le gustaba mucho la escultura pero sobre todo que la espada del samurai se hubiera convertido en una cruz.

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